jueves, 10 de mayo de 2012

Reproducimos íntegramente en esta entrada los textos que, muy amablemente, nos han enviado Pilar Andrés (profesora de Primaria e integrante de una ADC en Zaragoza), José Luis Piñero (Tesorero de FASI y CONFINES), Diego Rodríguez (Presidente de FASI y CONFINES) y Alberto Flaño (Presidente de la Fundación Avanza) para colaborar con nuestra revista, Entremares, en relación al artículo que en ella va a aparecer sobre ADITA, nuestro taller, y la atención a las necesidades educativas especiales del alumnado talentoso y de AACC intelectuales.

Entrevista a Pilar Andrés.




Buenas noches queridos alumnos/as. Después de un largo día como tutora de 5º de primaria y madre, tomo asiento para intentar plasmar lo que significó crear un ADC partiendo de la nada.

1. ¿Qué le motivó a poner en marcha su ADC? 

Fue una propuesta de la DGA al centro en el que trabajo y a tres más. El equipo directivo explicó al claustro que les habían ofrecido crear un aula de desarrollo de capacidades en el centro y preguntaron por las personas interesadas. Mi mano no fue lo único que vieron mis compañeros...brinqué de la emoción. ¡Lo que tanto había esperado llegaba y casi podía tocarlo con los dedos! 
Un tren así sólo pasa una vez en la vida y por supuesto me subí.
Los comienzos fueron duros e inciertos, era un proyecto pionero y novedoso. Esto es muy estimulante y supone un gran reto pero, por otro lado, no tienes referencias en lo que basarte.
Formamos un grupo de trabajo en el que participó el Departamento, los equipos directivos de los centros y los cuatro docentes. En enero, todo estaba listo para comenzar, las mariposas en el estómago hacía días que no me dejaban dormir, habíamos trabajado mucho preparando proyectos, materiales atractivos, el aula, todo estaba listo y llegaba la prueba de fuego...ver si todo aquello les gustaba a los alumnos/as. El brillo de sus ojos me dio la respuesta. Sí, ese era un buen comienzo.

2. ¿Cuáles son los temas que tratan en ella?

Primero he de aclarar que este curso ya no soy la docente responsable del aula, circunstancias me han llevado a dejarla. Os puedo contar los temas que tratamos durante esos cuatro cursos, pero sería muy largo. Si os parece me centro en el último, su nombre es: "Exploremos el mundo".
Es un proyecto global en el que estuvieron implicados todos los grupos. El global, conociendo los países a los que nos llevaba el azar (previo sorteo); el taller científico matemático, explorando desde su mundo más inmediato (casa y aula), hasta el laboratorio del centro, pasando a crear máquinas atrapa sombras y el socio-lingüístico, explorando el mundo periodístico. En unas actividades, que llamamos inclusiones, todo el alumnado de primaria explora el mundo de la papiroflexia.

3. ¿En qué horarios los realizan?

Los grupos globales de 2º y 3er ciclo asistieron al aula durante una mañana; los talleres, una tarde y las inclusiones, quincenales.

4. ¿Qué soléis hacer allí?

Primero pasaba a recogerlos clase por clase (esto quizás os llame la atención) pero se trata de un centro muy grande y son alumnos/as de primaria.
Después de saludarnos y contarnos como había pasado la semana, era el momento en el que trabajábamos las habilidades sociales partiendo de sus vivencias relacionadas con el aula. Organizábamos el trabajo en el proyecto, punto de partida, agrupamiento cooperativo, reparto de tareas, tiempo estimado... Cada grupo tenía muy claro qué hacer, el "cómo" siempre quedaba abierto para adaptarlo a las necesidades individuales. Concretábamos la puesta en común, cuándo y cómo. Una vez realizada ésta, planteábamos la línea de continuidad para tener la posibilidad de ampliar en casa libremente. Dichas aportaciones me las enviaban a un correo creado específicamente para ellos. Sus familias tenían otro para participar igualmente, tanto en el proyecto como en la búsqueda de expertos, proponiendo actividades, etc. Los últimos 15 minutos se dedicaban a reflexión personal en un diario que sólo leía yo. Era el momento de comunicación más íntima y de reflexión: sobre sus sentimientos en ADC, atención recibida, relaciones personales, etc. De ellos partían las modificaciones en la marcha del aula, donde los auténticos protagonistas eran ellos.

5. ¿Qué resultados está dando?

Maravillosos. Ha sido una inolvidable experiencia como docente que ha supuesto un antes y un después en mi carrera que nunca olvidaré.

6. ¿Están contentos los alumnos? ¿Cómo han reaccionado?

Sí, y para afirmarlo me baso en sus diarios y en unas encuestas cumplimentadas al finalizar cada trimestre valorando el aula. Tanto ellos como sus familias así me lo hicieron saber a lo largo de la experiencia.

7.  ¿Qué es lo que más le gusta de este proyecto?

El reto que supone como docente estar siempre creando materiales, en búsqueda constante de retos y experiencias novedosas.

8. ¿En qué localidad y provincia se encuentra su colegio? ¿Cómo se llama el colegio?

Se encuentra en Zaragoza capital y es el CEIP Eugenio López y López.

9. ¿Desde qué curso asisten los alumnos de su centro a su ADC?

De primaria tal y como marca la normativa vigente.

10.  ¿Se ponen en práctica las Aulas de Desarrollo de Capacidades también en Secundaria en su zona?

Dos centros de Secundaria comenzaron la experiencia, uno de una localidad situada a unos 100 km de Zaragoza y otro en un barrio próximo. No tengo más información al respecto, lo siento.





La importancia de asociarse

Hace poco más de tres años nos encontramos con un informe psicológico que indicaba que nuestro hijo mayor era “potencialmente superdotado”. Como no podíamos permitirnos el lujo de costear todas las sesiones que el gabinete nos proponía, decidimos buscar cobijo en alguna asociación de nuestra zona. Recordé que existía una, ASA Málaga, que hacía años era un referente a nivel andaluz (su nombre original era Asociación de Superdotados de Andalucía), pero que ahora estaba de capa caída, según palabras de la profesional que nos atendía.

Por suerte encontré a Anna Jullit, secretaria de la asociación, que me invitó amablemente a que fuera a la sede para conocerles. Esa misma semana celebraban una asamblea y fuimos mi mujer y yo sin saber qué nos encontraríamos allí. Había pocas familias, pero todas nos acogieron con alegría. Compartimos nuestras inquietudes y salimos con el convencimiento de que nuestro “problema” no era el más grave del mundo. Esa misma mañana comprobamos, además, que nuestro hijo era capaz de socializar con otros niños sin sentirse extraño o desplazado. Comenzaba un apasionante periplo por el mundo asociativo que nos ha permitido conocerlo y valorarlo en todas sus dimensiones: humanas, sociales, políticas, jurídicas y administrativas.

Fuimos creciendo con mucho trabajo y pasión, vinculándonos además con otras familias andaluzas con las que formábamos la Federación Andaluza de Superdotación Intelectual (FASI), entidad que integraba a las asociaciones provinciales andaluzas y que permitía aunar en una sola voz todas nuestras reivindicaciones. La culminación de ese trabajo se tradujo en el diseño del actual Plan de Atención a las Altas Capacidades Intelectuales por parte de la Junta de Andalucía, aprobado a finales del año pasado. También en esas fechas nace, gracias al impulso generado desde Andalucía, la Confederación Española de Altas Capacidades Intelectuales (CONFINES), que integra a la mayoría de asociaciones de tipo familiar que hay en nuestro país. Su misión, convertirse en voz única a nivel nacional para realizar los cambios necesarios en este ámbito.

¿Por qué es conveniente asociarse y participar activamente?

Las razones son múltiples, pero todas se concentran en una principal: la unión hace la fuerza.

Podemos asociarnos para ser comprendidos por otras familias con circunstancias similares sin sentir que nos miran raro o sospechen que nuestro interés es “exhibir” las cualidades de nuestros hijos. La terapia de grupo funciona en primera instancia debido a que normalmente nos sentimos aislados del entorno familiar o social. Se trata de una liberación que permite centrarnos en lo importante: la atención a las necesidades específicas que tienen nuestras criaturas.

También podemos asociarnos para recibir apoyo psicológico, formación e información sobre este ámbito tan desconocido y lleno de prejuicios, o incluso para encontrar actividades extracurriculares que les resulten de agrado y nos permitan ofrecerles alternativas a lo que suelen recibir (o no recibir) en los centros escolares.

Otras razones pueden ser para buscar apoyo jurídico o simplemente para “conseguir una beca”.

Cada familia se acerca a las asociaciones con motivaciones e intereses diversos, y esa es su fortaleza. Sobre todo si las familias se integran en la dinámica asociativa. Esto suele pasar cuando se dan cuenta de que no somos ni un taller de reparaciones, ni una guardería, ni un bufete de abogados que solucionan problemas sino más bien familias con mucha voluntad que pretende mejorar la situación general del colectivo y particular de cada uno; con otras palabras, cuando cambian el “vosotros” al referirse a la asociación por el más cercano “nosotros”.

Es un hecho cierto que todas las provincias que cuentan con una asociación fuerte (y, en el caso andaluz, único en España, con una Federación que las una) logran mejoras ostensibles en la atención del colectivo tanto a nivel de lo que aporta la asociación como a nivel de los propios centros. Con su trabajo colaborativo y reivindicativo consiguen objetivos que de otro modo sería imposible, porque los profesionales, contra lo que se piensa, no suelen gastar su tiempo ni su dinero en “salvarnos”. Tenemos que ser nosotros mismos los que lo hagamos. Y gracias al impulso de las asociaciones, sus socios a título individual fomentan iniciativas tan potentes como la que se está llevando a cabo en este centro gracias a su pasión y convencimiento de que ese es el único camino posible.


José Luis Sánchez Piñero

Durante dos años (2009-2011) fui presidente de la Asociación Malagueña para el Apoyo a las Altas Capacidades –ASA Málaga-. En la actualidad desempeño las funciones de tesorero en la Federación Andaluza de Altas Capacidades –FASI- y en la Confederación Española de Altas Capacidades –CONFINES-.


CON LOS OJOS DE LA INOCENCIA.


A la hora de abordar el tema del asociacionismo, se puede tocar desde muchos puntos de vista. Uno de los que más nos pueden resultar esclarecedores a la hora de valorar la importancia de estar asociados, o incluso de la importancia de una asociación, es la de saber que cuando hablamos de Asociaciones de Altas Capacidades Intelectuales, como habitualmente las denominamos, en realidad estamos hablando de Asociaciones cuyo objetivo suele ser la felicidad de los niños y niñas que la componen, que en realidad son los verdaderos protagonistas.

A lo largo de las siguientes líneas me gustaría poder explicar cómo se vive una asociación desde el punto de vista de un niño, tratando de bajarme hasta su nivel para explicar sus sentimientos, sus sensaciones ante lo que para él puede ser toda una aventura.

Generalmente nos encontramos con un grupo muy heterogéneo de niños y niñas, con muchas características diferentes que conforman a seres únicos, pero en este caso, a pesar de que no voy a poder recoger todos los puntos de vista, procuraré reflejar de forma breve las fases por las que pasa un niño que se adentra en el mundo de las Asociaciones de Altas Capacidades Intelectuales.

1ª FASE: “LA PRESENTACIÓN”

Marta de 7 años y Juan de 14 años son dos personas de Altas Capacidades Intelectuales. Hoy es su primer día en la Asociación. Sus padres les han dicho que van a asistir a un centro a hacer unas actividades muy interesantes programadas especialmente para ellos. Tanto Marta como Juan se muestran nerviosos el día anterior. Marta es extrovertida y Juan introvertido.

Por una lado Marta está deseando asistir porque sus progenitores le han comentado que va a hacer informática, y eso siempre motiva. Además sabe que va a encontrarse con otros niños y niñas que van a ser sus compañeros. En cierta forma y llevada por su curiosidad intrínseca está deseando asistir, aunque por otro lado se encuentra con un cierto resquemor, y es que cada vez que en clase le han dicho que hay trabajo extra, la mayoría de las veces ha sido más de lo mismo, algo poco motivante. Tras unos momentos de duda para decidir qué hacer, le puede más la curiosidad y sin problemas se monta en el coche. No tiene claro si va a clases particulares o si eso forma parte de la formación curricular, pero eso de ir a otro lugar a darla ya de por sí es algo diferente. No sabe qué va a encontrar.

Sus padres llegan y ella ve como rápidamente los adultos se integran, se presentan y hablan. Pero Marta se encuentra conque a pesar de que hay muchos niños y niñas, ella es la nueva, y eso podría hacer que destaque, y a ella, como a tantas niñas no le gusta destacar; de hecho ella ya decidió en primero de primaria que nunca iba a sacar más un ocho porque la miraban mal. Los padres la llevan a una clase diferente, está llena de ordenadores, pero en este caso la ponen con un ordenador para ella, y el profesor le comenta que puede encenderlo y se preocupa por tratar de saber qué conocimientos previos tiene.

Los padres la esperan a la salida de la clase y ¡Oh sorpresa! La niña viene sonriendo, jugando con otros niños y comentando que quiere quedarse un rato. Es la primera vez que Marta se siente identificada con otros. Es la primera vez que puede expresarse sin tener que justificarse por conocer algo o sin tener que buscar palabras que todos entiendan. Para los padres queda claro, la niña se ha integrado sin problemas, y para Marta la cosa queda clara, está deseando volver a la semana siguiente porque sabe que por fin no va a perder tiempo con cosas que no le sirven para nada, que no tienen en cuenta sus intereses, y fundamentalmente Marta sabe que la están tratando en la medida de su velocidad de procesamiento, en definitiva, en la Asociación, desde el primer día sabe que podrá desarrollar sus capacidades entre niños y niñas que son iguales a ella. Y encima puede correr y jugar mientras espera que los padres terminen de hablar.

La frase que resumiría lo que la niña siente es la que tantas veces hemos escuchado y que en definitiva es la que nos anima a seguir: “mami, papi, por fin me entienden, entienden mis chistes”. Fundamentalmente son libres para desarrollar la mente en la medida de sus posibilidades, se sienten acompañados por otros niños a los que no tienen que mentir acerca de cómo son, ni tienen que estar adaptándose en un continuo intento de ser aceptados.

El caso de Juan es distinto, es un chico de 14 años que acaba de ser diagnosticado. Sus padres le obligan a acompañarles, a pesar de que él preferiría estar haciendo otras cosas en casa, porque realmente hay que decir que Juan no tiene demasiados amigos, nunca se ha llevado bien con el resto de chavales de su entorno. Es un poco el “payaso” de la clase, fue la opción que eligió para poder ser aceptado, y si al principio se sentía mal al llevar a cabo su papel porque hubiera preferido poder dedicarse a otras cosas más productivas, poco a poco se ha ido acostumbrando a hacer payasadas y ya no le importa, de hecho no sabría hacer otra cosa. Su instituto es como una jungla, al igual que lo era el colegio. Los centros educativos han acabado siendo una cárcel a la que tiene que asistir porque sus padres le obligan. En definitiva, odia el centro educativo y todo lo que signifique estudiar o que tenga relación con ello.

Y ahora le dicen que va a ir a la Universidad a hacer un curso de Química. Sus padres están locos. Lo llevan allí porque por unas pruebas absurdas que le han pasado le dicen nada menos que es ¡Superdotado!, definitivamente sus padres están locos. Menudo revuelo se ha montado. Cómo voy a ser superdotado, se pregunta, si casi siempre suspendo. Desde que se lo han dicho su único afán es procurar por todos los medios que sus padres no se lo cuenten a nadie, porque con lo que le ha costado tener amigos, ahora lo único que le hace falta es que le digan empollón. Además que él no lo es porque no le gusta estudiar.

Al llegar a la Universidad se encuentra con un montón de familias que lo reciben saludándolo como si lo conocieran. Lo llevan a un laboratorio y una vez allí ve que hay muchos otros chicos y chicas que hablan entre ellos. Como Juan es muy tímido no se atreve a dar el primer paso, pero siempre en estos casos hay alguno que se acerca, se presenta y lo introduce en el grupo. En este primer contacto ve que los chavales, que al parecer son superdotados como él, no son tan bichos raros como esperaba, hablan de música, de deportes, pero también de juegos, de robótica, y comienzan a contar anécdotas que él entiende. Es la primera vez en su vida que encuentra a otros que hablan de cosas que le interesan, pero a un nivel de profundidad al que no está acostumbrado. Trata de hacer el payaso, lo miran y se ríen porque se entienden, algunos han tenido que pasar por eso. Al cabo de un momento entra la profesora y comienza a explicarle como van a realizar un experimento. Al principio se siente un poco perdido porque le faltan reflejos, demasiados años sin sacar sus capacidades, pero pronto comienza a embeberse por lo que hace, comienza a perder el miedo a introducirse en lo que realiza hasta perder la noción del tiempo. Se junta con los demás y comienzan a charlar y a debatir sobre química.

Es la primera vez en años que se siente liberado. Es la primera vez en muchos años que ha conseguido ser él mismo sin necesidad de ser “el payaso”, lo han aceptado por lo que es. Y lo mejor, como le dice entusiasmado al salir: “¡mami, entienden mis chistes!”. Y así, mientras los padres continúan hablando, él se va con sus nuevos amigos.

Aunque parece increíble es cierto, los niños y las niñas, así como los jóvenes, desde el primer día se sienten integrados, comprendidos, y para muchos es toda una salvación porque les da un sentido a su propia existencia. Siempre se han visto como bichos raros a si mismos porque reflejaban lo que los demás les mostraban de ellos mismos, la imagen normalizada de lo que los estereotipos dicen aunque eso no se cumpla en su caso, pero en muchos casos en este primer día estos jóvenes comienzan a entender que realmente hay otros como ellos, y eso en cierta forma da una esperanza y una explicación a sus vidas.

2ª FASE: “LA AMISTAD”

Esta fase, a mi entender mucho menos impactante, es la de la consolidación en las relaciones, y que coincide con todas las edades. Una vez que ellos han decidido ir asistiendo semanalmente a las actividades, los padres nos encontramos conque desde el principio casi todos les dicen a sus padres que los lleven, porque para ellos es importante y desde el principio aprenden a discriminar lo que son las actividades del colegio o del instituto, a las que van a hacer a la Asociación, aquellas son aburridas y estas son realmente excitantes, son una especie de aventura en la que no saben qué va a pasar, mientras que las curriculares son esa monotonía que los atonta.

En las Asociaciones también se puede comprobar como estos niños van haciendo sus propios grupos, porque como dije, son grupos heterogéneos que nada tienen que ver en muchos casos; de hecho cuando llega un nuevo socio, lo primero que hacen es ver y analizar al recién o a la recién llagada para ver si puede ser de su grupito, porque tienen muy claro que en la Asociación no van a tener que adaptarse a la mayoría, sino que pueden sentir la libertad de ser ellos mismos, y así no tendrán que obligar tampoco a nadie. Este analizar también se traduce en pensar cómo se sintieron ellos ese primer día, y de esta forma le dan cierto afecto para que el nuevo o la nueva puedan integrarse rápidamente. Aunque con lo anterior no quiere decirse que esa división de grupos sea radical, sino que a veces, los chicos y chicas se separan por intereses pero otras están unidos; curiosamente como cualquier grupo de jóvenes, y es que hablamos de chicos de lo más normal a la hora de adoptar estrategias de socialización.

Estas relaciones asociativas suelen mantenerse durante años, y como puede imaginarse, esto supone en muchos casos relaciones que van más allá de las actividades semanales, llegando a existir verdaderas amistades que perduran por años.

FASE 3: DESAPEGO.

Es bastante habitual que llegado un momento y a partir de una edad, los jóvenes, por el desarrollo de sus relaciones personales en muchos casos deciden alejarse del entorno asociativo, porque necesitan mantener otras relaciones, generalmente compañeros y compañeras de instituto, que lógicamente son los amigos con los que pasan horas y horas y con los que la amistad se ha hecho más fuerte. Es ley de vida. Pero a pesar de ello, si la actividad es lo suficiente interesante, ellos quieren seguir acudiendo porque se sienten como en casa, aunque son muchos los que ya se van desapegando de las actividades que no de sus amigos. Por lo que podemos ver, a pesar de que se han alejado y no se ven entre ellos durante un tiempo, al coincidir en algún encuentro puntual, los más mayores siguen manteniendo esa relación de amistad que nunca se pierde, de hecho, a través de las redes sociales en muchos casos están en contacto.
Una cosa que si que suele suceder es que a la pregunta de si les ha servido su paso por las Asociaciones, van a responder afirmativamente; de hecho hay que decir que ellos mantienen muy arraigado ese valor de pertenencia, ya que se sienten integrantes e integrados. Y hay que decir que probablemente para muchos pasar por la asociación ha supuesto una diferencia en sus vidas, algo que les quedará por el resto de sus días. Como dije con anterioridad, en algunos casos hablamos de un lugar para divertirse, para otros será un lugar para relacionarse por primera vez, pero para la mayoría es una especie de brújula que les permite centrarse y comprenderse, lo cual es un verdadero desahogo.

Un ejemplo muy interesante en primera persona lo pueden encontrar en estos dos enlaces:

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Todo lo anterior está basado en experiencias personales y asociativas. Sólo puedo decir que en los aproximadamente 7 años que llevo en el mundo asociativo, ver lo que supone para estos niños y niñas de carne y hueso su experiencia en este entorno, me hace convencerme de lo necesaria que es la labor que se lleva a cabo en estas entidades sin ánimo de lucro. Esto fue lo que me llevó a implicarme desde el primer momento, ayudando en las labores en la que era requerido, y posteriormente llegando a ocupar los puestos de Presidente de la asociación onubense ARETÉ (2008-2010), la Vicepresidencia de ARETÉ (2010-2012), que comparto con la Presidencia de la Federación Andaluza FASI  (2010-2012) y la Presidencia de la Confederación Española CONFINES (2011-2012). Esto también me ha llevado a colaborar con entidades como la Fundación AVANZA, a la que considero todo un referente en este mundillo asociativo.

Diego Rodríguez Toribio.


Avanza


La Fundación Avanza es una entidad dedicada a propiciar la búsqueda de la excelencia personal e institucional, como camino para la autorrealización y la mejora social.
Nuestro principal fin es propiciar un cambio social para que las personas desarrollen al máximo sus capacidades tanto personal como profesionalmente.
Y consideramos que un ámbito de actuación prioritario es el de la educación, potenciando una infancia basada en el conocimiento y el desarrollo de las características personales.
El medio principal del que nos venimos sirviendo, para ello, es la formación de los adultos que se relacionan con los niños, especialmente con aquellos niños que poseen una alta capacidad intelectual.
Esta formación está dirigida principalmente a profesionales de la educación, estando homologada por el Ministerio de educación, o por Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, para profesionales en activo, o por la Universidad de Sevilla para futuros educadores.
Pero hay a otros adultos que consideramos fundamental hacerles llegar una formación de calidad. De la misma calidad que a los orientadores, maestros o tutores. Es a los padres y madres, para ellos también organizamos cursos de formación.
Nuestra formación es fundamentalmente online, lo que nos permite:


  • Hacer llegar a todos los rincones las experiencias de expertos que en ocasiones se encuentran fuera de nuestro país.
  • Que los cursos resulten relativamente económicos, a pesar de la calidad de los profesores participantes.

Al igual que nuestros talentos deportivos son fuente de inspiración para todos los niños, también consideramos que nuestros talentos académicos pueden serlo, y en especial para su clase.
Pero para impulsar y cuidar el talento se necesitan centros que impulsen la excelencia en la educación.
Nosotros queremos dar a conocer y reconocer a aquellos centros que así lo hacen y en los que las familias que los integran así lo acreditan. Para ello estamos poniendo en marcha la certificación de “Centro impulsor de la excelencia”. 
Este próximo otoño esperamos empezar con esta certificación y el IES José Cadalso muy probablemente forme parte de este selecto grupo por el trabajo que viene realizando.
Para conocer un poco mejor nuestra Fundación se puede visitar nuestra página web:www.fundacionavanza.org.



Alberto Flaño Romero
Presidente Fundación Avanza



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