Escribir, leer y
estudiar
Escribir es como bailar
con la música que el viento te entrega.
Estás dentro de las palabras y agradeces el dibujo que forma
ese poema, esa narración, ese pensamiento. Pero hay que aprender, y se aprende
leyendo, dedicando cada día un espacio, un tiempo a la lectura.
Que es un bien aficionarse a la lectura no requiere de
argumentos pesados para demostrar sus beneficios. Es, sin duda alguna, al igual
que nos apasionamos a juegos y deportes, un gran beneficio habituarse a ella.
La literatura es parte de la sociedad, expresión misma del
pueblo, lo que nos distingue en lo que somos, en lo que conocemos, en nuestra conciencia, en nuestro modo de
pensar, de hablar, de ser, de sentir, etc. (Funciones múltiples del lenguaje
como medio de comunicación de los individuos.) Desde la literatura, el ser
humano ha crecido en conocimientos y los ha
transmitido desarrollándose a lo largo de la historia en las distintas
revoluciones científicas, mentales y espirituales.
Esta bien que ocupemos
nuestro tiempo libre en distintas actividades, pero si llegamos a aficionarnos
a la lectura, la cultura se convierte en una novela fácil, digerible, haciendo
que aprender sea entretenido, emocionante. Si uno ama la lectura, el mejor
momento del día, será indudablemente ese de tomar un libro y adentrarse en su
contenido, beber de sus sustancias: acercarnos a enredos de historias, a
sueños, amores, desengaños, discernimientos, pensamientos, súplicas, promesas,
etc., etc. Intercambiamos con los textos, somos junto a la palabra y los
libros, el protagonista indudable de la acción de la vida que se refleja en
ellos; la lectura nos transporta a horizontes específicos, paisajes materiales,
espirituales y diversos; leer nos ayuda a comunicarnos mejor, a respetarnos, y
eso, nos cultiva por dentro, porque la lectura no solo nos hará ampliar nuestro
conocimiento, sino que nos impulsa a aumentar la sensibilidad trascendental
para el hombre y el mundo en que habitamos.
Francisco
Rodríguez Herrera
No hay comentarios:
Publicar un comentario